Desde nuestra Asociación queremos desear unas Felices Fiestas, llenas de paz y amor. Que disfrutéis de los mejores momentos junto a vuestros seres queridos, sabiendo que la ilusión de la Navidad permanece siempre, incluso cuando de borran los recuerdos, porque las emociones y los sentimientos perduran para siempre.
Una de las actividades llevadas a cabo ha sido la recreación de nuestro cuento y árbol de los deseos:
EL DUENDECILLO AZUL
Todos los años cuando llega la Navidad mi abuela nos reúne en su casa para celebrarla. Le encanta que en nochebuena tod@s estemos sentados en su mesa, y así se siente feliz.
Cada vez me cuesta más ir a cenar con ella, prefiero salir con amig@s y divertirme de otra forma. Este año se ha inventado un juego para pasarlo bien. Yo lo veo una tontería, preferiría estar en la calle paseando en una buena moto. Pero jugaremos a su juego.
Ha preparado un árbol de Navidad vacío. Tenemos que pedir un deseo y llenarlo de ellos. Toda la familia ha escrito algo que le hace falta, casi tod@s han pedido que le toque la lotería, cambiar de casa, un coche nuevo y por supuesto yo una moto para ir al instituto, unas botas de marca y un bolso de piel de cocodrilo. Cuando tod@s ya habíamos terminado de poner nuestros deseos, vemos que el árbol se vuelve pálido y gris. Un árbol sin vida. Nos quedamos muy sorprendidos, la luz también se apagó. De pronto sale detrás del árbol un duendecillo de color azul brillante, que nos saludó y nos comentó lo rquivicados que estábamos con esas peticiones. Nos hizo ver que todo lo que necesitamos está más cerca de lo que nos damos cuenta. Pedir tiempo para estar con las personas necesitadas es un buen regalo, sobre todo con nuestr@s abuel@s, para que nunca se sientan sol@s. Las cosas más valiosas las podemos conseguir sin dinero.
Nos hizo ver a través de una ventana mágica a un niño perdido y llorando en la calle. De pronto una mano que lo guía, unos brazos que lo arropan y un cálido beso, le hizo sacar la sonrisa más hermosa del mundo. El niño fue feliz.
En otra ventana nos hizo ver una persona entre rejas, sin libertad. De pronto, las rejas desaparecieron y la libertad le hizo la personas más dichosa.
En otra ventana vimos una mujer en un hospital enchufada a un monitor que marcaba los latidos de un frágil corazón. De nuevo la mano mágica de la Navidad hizo desaparecer todo lo relacionado con el hospital. Su corazón latía con fuerza y saludable. La mujer se vió liberada de la amargura de la enfermedad pudiendo disfrutar de una buena salud.
El duendecillo azul nos hizo ver que lo más valioso lo teníamos en casa. Tod@s miramos emocionados y nos llenamos de besos y abrazos. Nuestro árbol cambió, se llenó de luces de colores y de buenos deseos.
Desde entonces la magia de la Navidad inunda nuestros corazones, procurando ver las cosas importantes y sencillas que nos rodean.
Cada año nos reunimos con cariño en casa de la abuela. Tod@s nos sentimos arropados y queridos.
ENCUENTRO EN CASTILLÉJAR
ENCUENTRO EN BAZA
ENCUENTRO EN CÚLLAR
¡ FELIZ NAVIDAD!
