Las personas con Alzheimer suelen tener problemas para percibir cómo les está afectando realmente el calor. Por eso, aunque las temperaturas sea elevadas, a veces llevan una gran cantidad de ropa ya que no son realmente conscientes de que es la temperatura lo que les está afectando. También corren un severo riesgo de deshidratación, si no se acuerdan de que tienen que beber agua o cuándo fue la última vez que lo hicieron.
En general, los impulsos nerviosos se ralentizan cuando el tiempo es caluroso. Esto hace que regular la temperatura corporal sea más difícil. Las consecuencias son la aparición de insomnio, jaquecas y sensación de somnolencia. Las personas con Alzheimer puede padecer estos síntomas y, sin embargo no ser capaces de comunicar que se encuentran mal. Todo ello les hace tener un riesgo añadido de padecer hipertermia, es decir, un aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal.
Recomendaciones que desde Ceafa nos recomiendan a seguir en estos meses de temperaturas elevadas, es mantenerse siempre en lugares frescos, especialmente durante las horas del día con mayor calor, así como permanecer correctamente hidratados e hidratadas durante toda la jornada.
Usar ropa ligera, que evite mayor subida de la temperatura corporal, así como mantener especialmente vigiladas a las personas dependientes y consultar al profesional sanitario ante cualquier duda relativa a la salud que pueda estar derivada de las altas temperaturas exteriores, como dolor de cabeza, mareos, respiración y frecuencia cardíaca aceleradas o alteraciones del comportamiento, son también algunos consejos básicos a tener en cuenta.
Las altas temperaturas veraniegas, en especial las olas de calor, pueden ocasionar serios problemas en personas que padecen Alzheimer u otras demencias. Protegerlas es esencial para evitar que se deshidraten o sufran un golpe de calor.
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