sábado, 30 de noviembre de 2013

UN ALTO EN EL CAMINO DEL OLVIDO

Este es el título del programa de radio número 5 de la Asociación "ALCREBITE". Su emisión tuvo lugar el pasado 27 de Noviembre y en él colaboraron:

- Felicidad Iriarte (Presidenta).
- Mª Ángeles Pardo (Trabajadora Social).
- María Pérez (Auxiliar de ayuda a domicilio).
- Ana José Gallego (Psicóloga).

y también se contó con una colaboración muy especial por parte de la voluntaria: Ana Mª Montoya, que colabora desde hace algún tiempo con la asociación.



En esta ocasión, quisimos poner de manifiesto que ese "alto" en el camino del olvido es algo más que una ayuda, al que llamamos VOLUNTARIADO.

Aprovechamos para contar las experiencias tan gratas que nos produce el tener voluntari@s tan importantes como Ana Mª y comunicamos el lema de las I Jornadas de formación del Voluntariado que organiza esta asociación:

"LA VOLUNTAD MUEVE MONTAÑAS, LOS VOLUNTARI@S CORAZONES".

Para trasladar esta grata percepción terminamos con la lectura de un relato llamado igual que este programa. Aquí os lo presentamos junto con algunas imágenes de este programa.

Una vez más, gracias a Onda Cero y a su locutor Javier Fernández, por la colaboración que nos prestan.

Os recordamos que los días de las Jornadas son el 2 y 3 de Diciembre, a las 16:30h., en la Casa de la Cultura de Baza. La inscripción es GRATUITA y están dirigidas para todo aquel que esté interesado en informarse cómo va esto del voluntariado.

¡¡¡ANIMAOS Y PARTICIPAD!!!



“UN ALTO EN EL CAMINO”


En un lejano país, hubo una vez una época de gran pobreza, dónde sólo algunos ricos podían vivir sin problemas.

En una ocasión, tres de esos ricos coincidieron durante su viaje y juntos llegaron a donde la pobreza era extrema. Era tal la situación, que provocó distintas situaciones a cada uno de ellos y todas muy intensas.

El primer rico no pudo soportar aquello, así que tomó todo el oro y las joyas que llevaba y los repartió, sin quedarse nada les deseó la mejor de las suertes y se fue.

El segundo rico al ver la desesperada situación, paró con todos sus sirvientes, entregó toda su comida y bebida y se aseguró de que todos tuvieran la misma cantidad de esos bienes para cierto tiempo y se despidió.

El tercero aceleró y pasó de largo. Ante ese comportamiento, los otros comentaban su poca decencia y falta de solidaridad. Pero se sorprendieron porque lo vieron después pasar rápido en dirección opuesta. Había cambiado el oro y mercancías que llevaba por aperos de labranza, herramientas y semillas.  Se dirigía a luchar para combatir la pobreza.

Eso que ocurrió seguimos viviéndolo hoy. Hay gente generosa que da solo para que se vea lo mucho que dan y no quieren saber quien lo recibe.

Otros son generosos, tratan de ayudar a los que les rodean, pero sólo para que se les vea mejor por haber obrado bien.

Los últimos no les preocupa lo que piensen los demás, ni dan de forma ostentosa, se preocupan de verdad por dar algo más que es más valioso que el dinero, su tiempo, su ilusión y sus vidas. Todavía estamos a tiempo de cambiarnos a este grupo.



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