Cuando hablamos de la perspectiva de
género en la enfermedad de Alzheimer, nos gustaría tratar dos puntos
fundamentales:
- Por un lado la diferencia que existe entre
hombre y mujeres en cuanto a la afectación de la enfermedad.
- Y por otro lado, como todos sabemos la
figura femenina es en el 90% de los casos la encargada de cuidar a su familiar.
Por lo que tiene que realizar una conciliación familiar para
poder llevar a cabo su trabajo, su familia, su casa, etc. Y todo esto sin
contar a todas aquellas mujeres que han tenido que dejar su trabajo para poder
llevar a cabo todas estas funciones de cuidado.
La sociedad durante siglos nos ha
marcado diferencias sociales a hombres y mujeres. Diferencias
sociales que se han atribuido a uno u otro género, llevándonos a la
construcción de un rol de hombre y un rol de mujer que no ha asumido de forma
igualitaria diversas tareas, sobre todo aquellas que se han desempeñado en el
ámbito privado, dícese de las tareas del cuidado a terceras personas, tareas
domésticas, tareas de responsabilidades familiares etc…
Por tanto está claro que si las
diferencias sociales creadas en un sistema patriarcal, han dividido
las tareas de los ámbitos públicos y privados, siendo éstas desempeñadas de
forma desigual por hombres y mujeres, la enfermedad con la que nos vamos a
encontrar a su vez estará afectando de forma distinta a hombres y mujeres.
Durante siglos muchas mujeres han
renunciado a trabajar fuera del hogar para encargarse del cuidado de terceras
personas en el hogar, porque social-mente se veía como una responsabilidad de
las mujeres, algo que en el siglo XXI en el que estamos, algunas personas
ven todavía como exclusivo de nosotras, por eso es
importante trabajar la corresponsabilidad, como una medida necesaria para
trabajar las desigualdades de género y así a su vez, mejoraremos la calidad de
vida de las personas a corto y largo plazo.
La conciliación de la vida laboral, familiar y no
olvidemos personal es complicada en la mayoría de casos, pues supone tener que
compaginar en una misma vida el trabajo fuera de casa y las responsabilidades familiares,
en este caso el cuidado de personas enfermas de Alzheimer, para ello es
fundamental en primer lugar la CORRESPONSABILIDAD FAMILIAR, que parte de una
necesaria reeducación más igualitaria y justa en el reparto y asunción de las
responsabilidades familiares, donde mujeres y hombres compartan de forma
equitativa estas responsabilidades que no solo sean exclusivas de las hijas,
nueras, esposas,…sino también de los hijos, yernos, esposos,etc.
Según
los datos del INE, la persona que cuida de los hombres mayores que necesitan
ayuda son sus cónyuges (38,8%), seguidas de sus hijas (21,7%). En el caso de
las mujeres mayores que necesitan ayuda, se invierte el orden y son las hijas
(35,4%) las que fundamentalmente se hacen cargo de los cuidados, seguidas de
otros familiares y amigos (13,3%), mientras que sus parejas varones solo se
encargan de ellas en el 12,5% de los casos.
Por ello es imprescindible para que nuestra sociedad avance lograr un equilibrio, una distribución equilibrada de los tiempos entre hombres y mujeres. Y eso pasa por una educación igualitaria, donde a los hijos e hijas se les eduque de forma equitativa en las habilidades de cuidado desde la infancia, y en una necesaria revisión y reeducación en nuestra edad adulta sobre cómo distribuimos en cada una de las familias las responsabilidades en los cuidados en este caso de las personas dependientes, un “acuerdo familiar de conciliaciación con perspectiva de género”, desechando los roles tradicionales y estereotipos de género, de forma real y sincera.
Junto con esto las Administraciones públicas, Ley de
igualdad andaluza y estatal de 2007 reconocen una serie de derechos a las
personas trabajadoras que tienen responsabilidades familiares, y que pueden
ejercer tanto las mujeres como los hombres, existiendo: derecho a adaptación de
la jornada laboral por motivos familiares, permisos
retribuidos por enfermedad grave o intervención quirúrgica
familiares, reducción de jornada para el cuidado de familiares,
excedencias.
Es importante conocer si se es una persona trabajadora
el convenio colectivo de la empresa o administración y si tiene un Plan de
igualdad, donde se recogen las medidas de conciliación.
Importante es que los datos indican que son las
mujeres las que solicitan estos permisos, reducciones jornadas, renuncias
laborales,…con lo que ello supone para el currículum profesional y por supuesto
para la economía y cotizaciones futuras de esa persona, produciéndose lo que se
conoce como “brecha salarial de género”.
Además existen recursos públicos recogidos en el Plan
de Apoyo a las Familias Andaluzas, en concreto existen servicios destinados a
personas mayores y/o con discapacidad, como son: programas de estancia diurna y
respiro familiar, servicios de ayuda a domicilio, ayudas para la contratación
de personal al cuidado de familiares, centros residenciales, centros de día
para personas mayores.
En definitiva es importante conocer los derechos y
recursos y por supuesto un compromiso de las empresas y administraciones en
aplicar los mismos.
Como hemos dicho anteriormente durante siglos las
mujeres han sido las que han renunciado a un trabajo remunerado y reconocido
socialmente, por permanecer en el ámbito privado, en el cuidado de familiares
cercanos, porque socialmente se veía como una “obligación de ellas”
Eso ha llevado a muchas mujeres, a llegar
a la edad de jubilación sin la realización de una cotización que les permitiera
tener el reconocimiento de una pensión digna, como estaban
percibiendo sus compañeros.
En la actualidad, nos encontramos, con el
caso de mujeres que renuncian a sus trabajos remunerados por “encargarse” de ese
cuidado.
Actualmente la Ley de Dependencia a nivel
nacional reconoció el trabajo de persona cuidadora, pero tal como están las
prestaciones de dicha ley actualmente, no es un reconocimiento inmediato a la
necesidad, por lo que aquellas personas que abandonan su puesto de trabajo para
dedicarse al cuidado, se enfrentan a la dilatación del tiempo en ese
reconocimiento, que además es una prestación básica que en muchos casos no
alcanza a suplir los beneficios que anteriormente tenía la persona como trabajadora.
Son muchas las mujeres que cada vez más llegan
al Centro Municipal de Información a la Mujer buscando una necesidad
de descarga de responsabilidad y una respuesta a su estado emocional.
Por todo esto se recomienda que si en su localidad
hay talleres de inteligencia emocional, que asistan porque ahí se pueden
descargar esas mochilas personales llenas de responsabilidades impuestas al
género femenino en un proceso de socialización que requiere en la actualidad de
una revisión constante, para la consecución de una sociedad igualitaria.
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