La esperanza de vida es algo que va en aumento, es por ello que nuestra
población va siendo cada vez mayor y con ello el aumento del número de personas
que padecen demencia.
La demencia no discrimina a nadie
y también se da en personas que tienen discapacidad. De hecho, las personas con
discapacidad intelectual tienen un riesgo incrementado de padecer esta
enfermedad y las personas con Síndrome de Down aún más.
Las particularidades que tiene la demencia en las personas
con discapacidad intelectual no son muy diferentes de las que presenta
cualquier persona. Sin embargo a la pérdida de las diferentes capacidades
cognitivas, se suma la dificultad para aprender, comunicarse y comprender que
tienen las personas con discapacidad intelectual.
No existen muchos estudios sobre la relación entre demencia y
discapacidad intelectual, pero sí existen particularidades en la forma que la
demencia se manifiesta en los discapacitados intelectuales:
- En las personas con síndrome de Down los
cambios de personalidad y conducta son a menudo el primer síntoma, antes
que el deterioro de la memoria. Las convulsiones, aunque son comunes en
las personas con esta condición, si aparecen en la adultez pueden ser un
síntoma de demencia. Hasta tres cuartas partes de las personas con Down y
demencia tienen convulsiones.
- Entre las otras personas con discapacidad
intelectual leve con una causa diferente al síndrome de Down, las
manifestaciones de demencia parecen ser similares a los de la población en
general, sin embargo, entre los que tienen una discapacidad intelectual
más profunda, los cambios
de conducta y personalidad pueden ser los primeros en ser
notados. Aunque por las mismas características de la discapacidad percibir
los cambios puede ser difícil.
- Los síntomas de deterioro cognitivo pueden
presentarse inicialmente en forma de un enlentecimiento general, con grave
afectación de la atención y de la orientación, por ejemplo, confundir el
día con la noche.
Una vez diagnosticadas, las personas con discapacidad
intelectual aquejadas de demencia deben ser tratadas en función de los síntomas
que manifiesten, por ejemplo, las convulsiones deben recibir tratamiento médico
especializado.
Las alteraciones de conducta habituales en los
discapacitados intelectuales pueden empeorar con el desarrollo de demencia.
Pueden ser tratados con medicación, aunque siempre es mejor priorizar los enfoques no farmacológicos.
Las personas cuidadoras deben seguir actuando en
función de la pauta habitual con estas personas dependientes: ayudar solo en lo
que necesiten apoyo, lo que pueden hacer por sí solos es importante que
continúen haciéndolo.
Las técnicas de estimulación cognitivas habituales deben
ser adaptadas a la nueva situación.
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