En estas fiestas hemos cantado, hemos hecho nuestras fichas adaptadas a esta festividad, hemos leído una historia muy peculiar y hasta nos ha visitado la "bruja Pirujilla".
A continuación os dejamos unas fotos de estas fiestas y la lectura de "Draculín sus olvidos", porque, ¿sabéis una cosa? También los vampiros pueden tener Alzheimer.
Bruja "Pirujilla" a donde no llega, usa la escobilla...
Bruja María con pociones mágicas (arañas y culebrillas de caramelo)
Usuaria de Castilléjar, disfrutando de la fiesta
Usuarios/as de talleres de Castilléjar, disfrutando de Halloween.
LECTURA DE HALLOWEEN:
"DRACULÍN
Y SUS OLVIDOS"
Draculín es
descendiente de grandes vampiros, en su familia todos habían sido vampiros. Su
abuelo era vampiro, su padre, vampiro, su tío, vampiro también, hasta su
suegra, que en paz descanse, era la mejor vampira y es que “chupaba de bien”,
que para qué deciros.
Después de largos años
“chupando” por Transilvania, Draculín se jubiló y ahora vive con su mujer, Draculina, en su adosado
situado en algún lugar de la comarca de Baza y Huéscar, que no os podemos
desvelar, para preservar su identidad y asegurar su alimento…
Se mudaron aquí después de la jubilación
porque el sol luce más y la sangre está
más calentita… mmm…
Aprovechando que lo
vamos conociendo un poco más, os contaremos lo que le pasó un día a nuestro
amigo. Como todos los sábados, Draculín salió a dar un paseo, para disfrutar
del otoño, que es su época favorita. Se fue al parque para ver cómo las hojas
se habían marchitado y cómo algunas de ellas ya se habían caído, hablando de
eso, cayó en que era la hora del desayuno, o al menos él tenía hambre. Sentado
en un banco, esperaba a que pasaran ésos que van a correr tempranito, ya que él
se cuida bastante y prefiere sangre sin
colesterol. Preparándose para su desayuno, sacó su espejo de mano para ver qué
aspecto tenía y vio que había olvidado ponerse la dentadura.
-
¡Vaya
chasco!¡Y ahora como muerdo!.- se dijo.- todo
el camino que he hecho y ahora para nada. Tendré que volver a casa.
Cuando se dispuso para
volver a casa, se encontró con su amigo Santiago, y es que aunque parezca
mentira, los vampiros también tienen amigos, pocos, algunos, bueno, Draculín
sólo tiene uno, que es Santiago, pero sólo porque es hortelano y cría ajos y
cebollas, y como comprenderéis, con esa “peste” a ver quién le “echa un
tiento”.
Santiago, se extrañó de
ver a su amigo a esas horas, eran las 10 de la mañana y casi siempre lo veía
por la tarde- noche, que es cuando los vampiros salen. Al verlo éste le
preguntó:
-
Draculín,
¿a dónde vas tan temprano?
-
Pues
a mi casa, que me he olvidado la dentadura y no podré hincar el diente.
-
Anda,
pues si para ti, no son horas de hincar el diente, ¿no ves que son las 10 de la
mañana?
-
Uffff,
¿no me digas? Yo pensaba…
-
Que
no, que es que está nublado, pero es por la mañana.
-
Vaya,
otro día sin comer…
-
¿Qué
dices? .- preguntó Santiago .
-
Nada,
nada, que estoy un poco despitado… Bueno, me voy a casa. Adiós.-
y se despidió de su amigo.
Cuando llegó a casa,
Draculina estaba hablando por teléfono. Mientras, él fue en busca de su
dentadura, la necesitaría por la tarde- noche… Fue a la mesita de noche y ésta
no estaba, fue al comedor y tampoco, fue
a la cocina y menos… Se estaba poniendo un poco nervioso y Draculina, que es
una vampira que conoce a su marido, colgó el teléfono y le preguntó:
-
¿Qué
buscas?
-
Mi
dentadura.
-
¿No
te acuerdas que la dejaste en el baño?
-
¡Ay!
Qué alivio, he pasado más susto que Lola Flores cuando perdió el pendiente…
Cuando Draculín
encontró su dentadura se relajó tanto, que se quedó dormido con tan mala
suerte, que en uno de sus ronquidos, se
le escapó la dentadura de la boca, se le cayó al suelo y se quedó con un
colmillo menos. Cuando su mujer se
percató del sobresalto de Draculín al ver tal destrozo, no hizo otra cosa que
reírse y después recomendar a nuestro amigo que llevara la dentadura al
protésico dental o que la sustituyera por otra nueva.
Ala, pues a grandes
males, grandes remedios. Nuestro vampiro salió otra vez a la calle a buscar
soluciones. Se detuvo en una tienda, donde ponía “Truco o Trato” y entró a ver
si trataba algo. Entre arañas, gusanos, calabazas y demás parafernalia de
Halloween, encontró dentaduras como la suya y compró no una, sino tres o
cuatro. Salió muy contento y no pudo esperar a llegar a casa para probarse una de ellas. Se la puso y
notó un sabor desconocido hasta el momento y se dijo:
-
Oye,
pero si esto está bueno.
Poco a poco, fue
dándose cuenta que no eran dentaduras reales, sino de caramelo:
-
Ya
decía yo que me habían costado muy baratas….- se dijo a sí
mismo.- sin embargo, creo que tomaré de
esto mientras arreglo la dentadura.
Y desde entonces,
Draculín vio que “gracias” a sus olvidos descubrió algo diferente y que le
gustaba, por lo que pensó que debía probar más cosas y dejar a un lado eso de
dar tanta mordidita y tanta sangre…
FIN
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