jueves, 5 de noviembre de 2015

FIESTAS DE HALLOWEEN

En nuestros talleres de estimulación cognitiva de Baza y Castilléjar hemos celebrado Halloween a nuestra manera. Nosotros no queremos pasar susto, pero sí pasarlo todo lo mejor que podamos  (de miedo) y para eso aprovechamos cualquier fiesta.

En estas fiestas hemos cantado, hemos hecho nuestras fichas adaptadas a esta festividad, hemos leído una historia muy peculiar y hasta nos ha visitado la "bruja Pirujilla".

A continuación os dejamos unas fotos de estas fiestas y la lectura de "Draculín sus olvidos", porque, ¿sabéis una cosa? También los vampiros pueden tener Alzheimer.


Bruja "Pirujilla" a donde no llega, usa la escobilla...


Bruja María con pociones mágicas (arañas y culebrillas de caramelo)


Usuaria de Castilléjar, disfrutando de la fiesta

Usuarios/as de talleres de Castilléjar, disfrutando de Halloween.

LECTURA DE HALLOWEEN:

"DRACULÍN Y SUS OLVIDOS"

Draculín es descendiente de grandes vampiros, en su familia todos habían sido vampiros. Su abuelo era vampiro, su padre, vampiro, su tío, vampiro también, hasta su suegra, que en paz descanse, era la mejor vampira y es que “chupaba de bien”, que para qué deciros.
Después de largos años “chupando” por Transilvania, Draculín se jubiló y ahora  vive con su mujer, Draculina, en su adosado situado en algún lugar de la comarca de Baza y Huéscar, que no os podemos desvelar, para preservar su identidad y asegurar su alimento…
 Se mudaron aquí después de la jubilación porque  el sol luce más y la sangre está más calentita… mmm…
Aprovechando que lo vamos conociendo un poco más, os contaremos lo que le pasó un día a nuestro amigo. Como todos los sábados, Draculín salió a dar un paseo, para disfrutar del otoño, que es su época favorita. Se fue al parque para ver cómo las hojas se habían marchitado y cómo algunas de ellas ya se habían caído, hablando de eso, cayó en que era la hora del desayuno, o al menos él tenía hambre. Sentado en un banco, esperaba a que pasaran ésos que van a correr tempranito, ya que él se cuida bastante y prefiere sangre  sin colesterol. Preparándose para su desayuno, sacó su espejo de mano para ver qué aspecto tenía y vio que había olvidado ponerse la dentadura.
-         ¡Vaya chasco!¡Y ahora como muerdo!.-  se dijo.- todo el camino que he hecho y ahora para nada. Tendré que volver a casa.
Cuando se dispuso para volver a casa, se encontró con su amigo Santiago, y es que aunque parezca mentira, los vampiros también tienen amigos, pocos, algunos, bueno, Draculín sólo tiene uno, que es Santiago, pero sólo porque es hortelano y cría ajos y cebollas, y como comprenderéis, con esa “peste” a ver quién le “echa un tiento”.
Santiago, se extrañó de ver a su amigo a esas horas, eran las 10 de la mañana y casi siempre lo veía por la tarde- noche, que es cuando los vampiros salen. Al verlo éste le preguntó:
-         Draculín, ¿a dónde vas tan temprano?
-         Pues a mi casa, que me he olvidado la dentadura y no podré hincar el diente.
-         Anda, pues si para ti, no son horas de hincar el diente, ¿no ves que son las 10 de la mañana?
-         Uffff, ¿no me digas? Yo pensaba…
-         Que no, que es que está nublado, pero es por la mañana.
-         Vaya, otro día sin comer…
-         ¿Qué dices? .- preguntó Santiago .
-         Nada, nada, que estoy un poco despitado… Bueno, me voy a casa. Adiós.- y se despidió de su amigo.
Cuando llegó a casa, Draculina estaba hablando por teléfono. Mientras, él fue en busca de su dentadura, la necesitaría por la tarde- noche… Fue a la mesita de noche y ésta no estaba, fue al comedor  y tampoco, fue a la cocina y menos… Se estaba poniendo un poco nervioso y Draculina, que es una vampira que conoce a su marido, colgó el teléfono y le preguntó:
-         ¿Qué buscas?
-         Mi dentadura.
-         ¿No te acuerdas que la dejaste en el baño?
-         ¡Ay! Qué alivio, he pasado más susto que Lola Flores cuando perdió el pendiente…
Cuando Draculín encontró su dentadura se relajó tanto, que se quedó dormido con tan mala suerte,  que en uno de sus ronquidos, se le escapó la dentadura de la boca, se le cayó al suelo y se quedó con un colmillo menos.  Cuando su mujer se percató del sobresalto de Draculín al ver tal destrozo, no hizo otra cosa que reírse y después recomendar a nuestro amigo que llevara la dentadura al protésico dental o que la sustituyera por otra nueva.
Ala, pues a grandes males, grandes remedios. Nuestro vampiro salió otra vez a la calle a buscar soluciones. Se detuvo en una tienda, donde ponía “Truco o Trato” y entró a ver si trataba algo. Entre arañas, gusanos, calabazas y demás parafernalia de Halloween, encontró dentaduras como la suya y compró no una, sino tres o cuatro. Salió muy contento y no pudo esperar a llegar a  casa para probarse una de ellas. Se la puso y notó un sabor desconocido hasta el momento y se dijo:
-         Oye, pero si esto está bueno.
Poco a poco, fue dándose cuenta que no eran dentaduras reales, sino de caramelo:
-         Ya decía yo que me habían costado muy baratas….- se dijo a sí mismo.- sin embargo, creo que tomaré de esto mientras arreglo la dentadura.
Y desde entonces, Draculín vio que “gracias” a sus olvidos descubrió algo diferente y que le gustaba, por lo que pensó que debía probar más cosas y dejar a un lado eso de dar tanta mordidita y tanta sangre…

FIN

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