Debido a los cambios que se producen
en el cerebro, las personas con demencia tipo Alzheimer pueden tener alucinaciones o delirios. La demencia
puede afectar a la manera en que una persona percibe el mundo.
Los delirios son una
creencia falsa de lo que está pasando en la realidad. Por ejemplo, un paciente con delirios puede creer que están intentando envenenarle o que su familia le roba.
En cambio, las alucinaciones son falsas
percepciones. Cuando una persona tiene
una alucinación experimenta una percepción
imaginaria, de algo que no está
presente en ese momento o que no es real, aunque su vivencia es como si lo fuera. Por ejemplo: escuchar voces, ruidos
muy fuertes…
Los delirios pueden aparecer en cualquier momento de la enfermedad, e incluso ser el primer síntoma. Son más frecuentes en fases intermedias y avanzadas. Suelen tener más ansiedad y conductas más agresivas. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, la frecuencia de las alucinaciones es menor que la de los delirios. Las alucinaciones más frecuentes son las visuales, seguidas de las auditivas y, por último, las olfativas. Cuando una persona sufre estos delirios y alucinaciones es recomendable:
- Reaccionar con calma.
- Evitar convencer al enfermo de que no percibe hechos reales; eso provoca irritación y agresividad. Para él su percepción es real.
- No decir que se está de acuerdo. Es mejor no contestar o dar respuestas neutras.
- La mejor actitud es distraer al enfermo.
- El contacto físico puede tener un papel tranquilizador.
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