Las personas con Alzheimer tienen problemas de memoria e impedimentos cognoscitivos (dificultad para pensar y razonar). En ocasiones no tendrán capacidad para cuidar de si mismos. Pueden experimentar confusión, dificultades para seguir instrucciones, cambios de personalidad y comportamiento. Todas estas incapacidades son muy difíciles, no sólo para ellos, sino también para quien les cuida y sus seres queridos.
Cuidar a un paciente con demencia es un reto enorme. Se necesita tener paciencia, creatividad y conocimientos sobre la enfermedad, así ayudarán a mejorar la calidad de vida tanto de las personas a las que atienden como la propia. En la Enfermedad de Alzheimer, el tratamiento no farmacológico resulta de vital importancia.
Los enfermos de Alzheimer son especialmente sensibles al clima existente a su alrededor. Un entorno adaptado favorece su funcionamiento diario y el de su cuidador. Hay que adaptar el ambiente a las capacidades del enfermo y no al contrario. Se recomienda:
- Crear un ambiente estable, sencillo y seguro para protegerlos, facilitar la autonomía y hacer más agradable su vida y la de sus cuidadores.
- No hacer cambios bruscos en su entorno.
- Las adaptaciones se deben hacer de forma progresiva, y siempre dándoles explicaciones sencillas.
- La rutina debe ser la base de sus actividades, ya que, puede contribuir a mantener e incluso mejorar las habilidades del enfermo de Alzheimer, dándole mayor seguridad y autonomía.
- Dejar siempre en el mismo lugar los objetos personales.
- Mantener un tono de voz tranquilo, no discutir con el, ya que esto solo le causará confusión y tensión.
- Evitar sitios donde haya mucha gente o desconocidos, es necesario mantener un ambiente tranquilo que no les altere.
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