viernes, 7 de mayo de 2021

PAUTAS DE ALIMENTACIÓN EN UNA PERSONA ENFERMA DE ALZHEIMER

 

La dieta de una persona  enferma de Alzheimer u otra demencia debe adecuarse a la situación de cada persona y a la fase de la enfermedad en la que se encuentre. Tiene que ser variada y de sabor agradable, respetando al máximo los gustos de la persona enferma. Las comidas deben ser frecuentes y poco abundantes, eligiendo alimentos que aporten energía y todos los nutrientes.


En la fase leve o inicial las personas pueden comer solas, pero la pérdida de memoria puede originar que se olviden de las comidas o de los horarios. De esta forma, es probable que no lleguen a completar todas las comidas necesarias a lo largo de un día. En este estadio es muy importante fomentar la autonomía de las personas enfermas, haciéndoles colaborar, por ejemplo, en la elaboración de la comida o preparación de la mesa.



En la fase moderada o media la persona enferma comienza a necesitar ayuda parcial para comer y beber. En algunas ocasiones es posible que no puedan masticar o tragar bien los alimentos. Además, comienza a disminuir la percepción de los olores y sabores qué junto a la reducción de la salivación y sequedad de la boca, propicia un rechazo de la comida.




A medida que avanza la enfermedad la ayuda y atención que se le debe prestar a la persona enferma de Alzheimer para una adecuada alimentación es mayor. Cuando las personas ya se encuentran en una fase avanzada o grave de la enfermedad la dependencia que la persona enferma tiene de otras personas para que le alimenten es total y la dieta debe cubrir las necesidades nutricionales básicas, asegurarle una buena hidratación y evitar el estreñimiento. Aparece dificultad para tragar, tanto alimentos sólidos como líquidos, con riesgo de atragantamiento, por lo que es frecuente que rechace la comida. Es importante mantener en lo posible los hábitos que la persona enferma tuviera anteriormente no excluyéndole de comidas familiares.

 

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